jueves, 28 de agosto de 2014

Tips para mejorar en los exámenes



Se acercan los exámenes de septiembre. La suerte está echada, o mejor dicho, el trabajo está hecho.
La constancia durante los meses de verano ha de dar sus frutos en unos días donde muchos alumnos se juegan buena parte de su futuro académico, al menos, el futuro inmediato del próximo curso.
Tensión, estrés, insomnio, y dudas de última hora son los compañeros de viaje habituales los días anteriores a la prueba.
Pero entonces, ¿ya no podemos hacer nada para maximizar nuestras posibilidades de éxito?, ¿sólo queda esperar la llegada del temido examen siendo un manojo de nervios? 

La respuesta es no. Es decir, sí que podemos seguir una serie de pautas que nos ayuden en los momentos previos al examen y durante el propio reto:

- Eliminar los nervios: es fácil decirlo y un poco más complejo llevarlo a cabo, pero podemos usar estrategias que nos ayuden a superarlos. Por ejemplo, seguir sencillas técnicas de relajación: dejar la mente en blanco unos minutos manteniendo una respiración consciente, profunda y controlada, relajar los músculos, etc.
También nos ayudará a este propósito, relativizar la importancia de los exámenes. Si bien es cierto que para muchos pueden ser cruciales, hay que tener en cuenta que no siempre los objetivos pueden conseguirse en los plazos que habíamos planeado, y que un mal resultado no tiene por qué significar el final de una carrera académica (que en la mayor parte de los casos aún ni ha comenzado), o una hecatombe. Si realmente queremos lograr una meta, finalmente conseguiremos llegar a ella (pensamiento positivo).

- Descansar lo suficiente la noche previa al examen: se acabaron las noches de insomnio y el asistir a clase con un descanso de apenas 30 minutos a la espalda. No dormir la noche anterior no sirve de nada.
Nuestra memoria necesita un tiempo de descanso para reponerse, asimilar y organizar la información que ha ido almacenando durante el día, y esto es algo que sólo se puede conseguir mediante un descanso adecuado (6-8 horas) donde nuestra mente sea capaz de hacer las fases NREM-REM del sueño de forma correcta, ya que serán éstas las que posibilitarán la consolidación de los elementos que hemos memorizado previamente.
Es decir, sin sueño no hay consolidación-organización de recuerdos, sino que sólo conseguiremos almacenar los datos de forma desordenada y caótica, como si hiciésemos una maleta a toda prisa. Esto sólo nos llevará a tener una evocación (recuerdo) errónea y difusa que puede confundirnos más cuando intentemos contestar alguna pregunta.
Conclusión: repasar de forma breve el día anterior al examen y descansar lo suficiente.

- Cuidar la alimentación: mantener una dieta equilibrada es fundamental siempre. Pero cuando se acercan los exámenes pueden ser de utilidad aquellos que contengan fósforo, potasio o glucosa, ya que son buenos aliados de la memoria.
Alimentos tales como los frutos secos, pasta, pescados, cereales y lácteos no deben faltar en nuestra dieta diaria.

- Evitar los repasos de última hora: como hemos mencionando antes, nuestra memoria se consolida con el sueño, por lo que repasar justo antes del examen no nos servirá de mucho. Sus consecuencias pueden ser negativas, ya que aumentará nuestro nerviosismo si somos conscientes de que tenemos algunas "lagunas".
Asimismo, no es recomendable comentar cuestiones sobre el temario con los compañeros justo antes de entrar al aula.

- Visualizar: mantener una actitud positiva ante el examen. Imaginar que seremos capaces de sacarlo adelante y visualizar nuestro futuro éxito en la asignatura. Pensar en aquellas cuestiones que mejor dominamos y hacer un esquema mental de cómo sería nuestra respuesta perfecta.

- Leer todo el examen antes de comenzar: es importante, antes de lanzarnos a escribir, leer bien las instrucciones de la prueba así como todas las preguntas que contenga. Haremos esto por dos razones: Primero, preguntar al profesor posibles dudas, y poder comenzar sin distracciones.
Segundo, organizar nuestro tiempo: es importante comenzar a contestar aquellas preguntas que mejor dominemos y/o aquellas que tengan mayor valor. Además, debemos procurar reservar unos cinco minutos al final, para poder revisar el contenido de las cuestiones que he respondido y la forma (limpieza, gramática, ortografía). Si nos quedamos sin tiempo para contestar alguna cuestión, podemos recurrir a esquemas para contestarla de forma rápida; aunque no es la forma ideal de hacerlo, al menos dejaremos claro que conocemos la respuesta.

Con estas sencillas indicaciones podremos sobrellevar los días previos de mejor forma y sobre todo, realizar el examen de manera más eficaz, y por consiguiente, dar un paso más hacia la consecución de nuestros objetivos.

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